
¿ Por qué no fue fácil
la adaptación a los países receptores?
- La sensación de que vivían en una situación
transitoria fue uno de los factores que más dificultó su
adaptación en los países receptores:
- Los españoles no se esforzaban en conocer los
hábitos o la cultura de esos países, y su contacto con la
población autóctona era prácticamente nula, sobre todo si no
vivían en familia (el contacto entre los niños españoles y
los del país de acogida fue mayor, y a veces transcendía a las
familias).
- La promoción profesional, que podría haber
estimulado la adaptación al país, no era fácil de conseguir.
La mayoría de los trabajadores empezaron en las fábricas de
peones, pero con los años adquirieron una cualificación derivada de su función en la
fábrica. Esta cualificación no estaba avalada por ningún
título, por lo que sólo les servía para la promoción interna
en su trabajo, y les impedía buscar trabajo en otras empresas.
- Tampoco las autoridades de los países receptores
se esforzaban mucho en integrar a los inmigrantes. En Francia
por ejemplo legislaron a favor de la construcción de viviendas
sociales para los inmigrantes, pero se dejaba la iniciativa a los
empresarios, que en la mayoría de los casos no estaban
interesados en reducir sus beneficios para favorecer a un
personal eventual.
Y el Consejo de Europa mostraba un interés
relativo hacia los problemas de la inmigración: recomendaba que se
favorecieran los contactos entre el inmigrante y sus familiares,
pero no apostaba por la reagrupación familiar; también instaba
a los empresarios para que fomentasen el conocimiento del idioma y
de la cultura del país receptor, pero no impulsó ninguna acción propia en
este sentido.
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- Partían de un modelo de sociedad distinto:
- muchos
procedían de zonas rurales y tenían que vivir en grandes ciudades
industriales.
- su principal objetivo era
ahorrar y en estos países el grado de consumismo era muy alto:
- La legislación de los países receptores, sobre
todo de Alemania y Suiza, frenaban en lo posible la instalación
definitiva de los inmigrantes en su país:
Yo no renunciaré nunca a ser gallego y sobre la emigración en Suiza
hay que aclarar que el 52% de los españoles que estamos aquí somos gallegos.
Yo he tratado algún tiempo con los suizos, pero siempre mis personas de más
relación fueron los de mi tierra, y yo creo que este problema de la
provisionalidad es la gran realidad de la mayoría de los emigrantes desde que
ponen los pies aquí. Yo venía con la ilusión de ganar dinero y largarme, y
con esta ilusión vinieron todos, pero sucede que no se coge el dinero con
rastrillo sino que hacen falta muchas más cosas. Entonces se va uno quedando, y
luego ya se ha adaptado a ciertos modos de vida y coge un cierto miedo, porque
allí no hay perspectivas, y entonces se quedan con un pie aquí y otro allá.
Quizá sea este el problema más importante en la integración. Yo no
recalcaría tanto el que los suizos no nos quieren, aunque sí hay cierto
rechazo por su parte." A.Garmendia. La emigración española en la encrucijada. |
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Los emigrantes de los años
sesenta son los que menos necesidad tuvieron de crear instituciones u
órganos de difusión propios. A ello contribuyeron dos
circunstancias: la creencia de que la emigración iba a durar pocos
años; y el tipo de sociedad que se encontraron en los países
receptores: |
El tiempo de permanencia
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El modelo de sociedad de los países receptores
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- Los emigrantes de la primera mitad del siglo se
desplazaban a América por periodos largos y no podían regresar a
España durante todo el tiempo de emigración; por ello añoraban
más a su país y creaban asociaciones por regiones, o
incluso pueblos; publicaciones periódicas, etc.
- Los emigrantes de los sesenta tenían contratos
renovables cada año y, por su cercanía a España, las mejoras en
los transportes, y las vacaciones pagadas, solían volver cada
año a este país. Muchos pensaban que su estancia iba a ser muy corta y
renunciaron a vivir con normalidad en los países de
acogida: vivían en un país, pero pensaban en el otro.
- En los años setenta quedaban mucho emigrantes en
Francia, Alemania y Suiza. Estos grupos si crearon Asociaciones
de Españoles Emigrantes, aunque sus funciones eran de menor
entidad que las creadas en América.
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- Los
emigrantes de principios de siglo tuvieron que organizar asilos,
hospitales y escuelas, porque en los países a los que emigraron no
existían estos servicios con carácter gratuito, ni ninguna
posibilidad de obtener ayuda de las autoridades españolas.
- La Europa a la que emigraron los españoles en
los sesenta tenía como uno de sus principales retos construir la
sociedad del
, de ahí que fuesen gratuitos los servicios
sanitarios y educativos, incluso para los
inmigrantes.
- Además el gobierno español se preocupó de
mantener viva la presencia de España entre los inmigrantes
creando instituciones especiales de representación en los
principales países de inmigración: Agregadurías adjuntas a las
Embajadas; Oficinas de información laboral; Centros de Estudios
con la programación española y en español; y Casas de España.
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La vivienda
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Las condiciones de la vivienda
estaban por debajo de las que los emigrantes admitirían en España, pero
no querían invertir más de lo imprescindible porque su principal
interés era ahorrar. En ocasiones vivían muchos años hacinados en
los países de inmigración, mientras sus ahorros iban destinados a la
compra de una casa en España que no disfrutaban.
-
Los
solteros o los casados que estaban solos vivían en su mayoría en
barracones
construidos por las fábricas y compartían habitación con
otros emigrantes. Eran cientos de hombres aislados en régimen
cuartelario: sin posibilidad de recibir visitas, ni de llevar comida
a las habitaciones y con hora de llegada nocturna. En ocasiones los
que cuidaban las instalaciones se convertían en vigilantes de la
empresa y controlaban si las bajas por enfermedad eran aparentes o
reales. En estas condiciones eran frecuentes los problemas de
alcoholismo y las enfermedades venéreas provocadas por las
relaciones con prostitutas.
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Foto
José Gutiérrez
La peor situación era la de los temporeros
" Se calcula que unos 200.000
trabajadores temporeros están prácticamente acuartelados y concentrados en
viejas viviendas condenadas a la demolición o en "barracas de
piedra", sin la menor salubridad, dándose frecuentemente el caso de que el
patrón retiene del salario del trabajador el alquiler de su vivienda. El
alquiler de un apartamento de cuatro habitaciones normalmente suele costar 150
francos mensuales, pero alquilándolo a temporeros puede rentar 1120 francos a
razón de cuatro camas por habitación y 70 francos por cama"
J.
González Anleo. Una aventura solitaria: la emigración española a
Suiza.
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- Una
segunda posibilidad era vivir en habitaciones
alquiladas de casas particulares, aunque no
resultaba fácil si no estaban avalados por una persona del país.
Tampoco suponía una mejora sustancial en la calidad de vida: solían
estar en barrios degradados; tenían el agua y los servicios
sanitarios comunes para toda una planta; se solía compartir
habitación con otro u otros emigrantes y para colmo los precios
eran abusivos. En tercer lugar solían vivir en
habitaciones
amuebladas y hoteles viejos. Las condiciones eran algo
mejores, al menos había mayor intimidad, aunque no siempre tuvieran
permiso para cocinar o llevar niños.
-
Era la modalidad más usada por las familias
españolas en Francia, el 64%. En ocasiones la conseguía la
mujer a través de su trabajo como empleada del hogar, por lo que
las familias aguantaban lo que podían por temor a que sus
protestas supusieran además la pérdida del empleo.
-
La mejor situación
se daba cuando conseguían una casa de protección oficial, pese a que las
construcciones eran de mala calidad. Pero este caso no era muy
frecuente porque la oferta pública era escasa e incluso, aunque no
haya discriminación por ser inmigrante en la concesión de las
viviendas, el desconocimiento del idioma hacía que perdieran
muchas oportunidades:
- En Francia (1975) vivían en este tipo de vivienda
el
14,5% de las familias españolas.
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Los niños y la escuela
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La adaptación de los niños inmigrantes
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La escolarización
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" Los hijos de los emigrantes encuentran aquí un grave problema, no
son más tontos ni menos que los otros, pero tienen una gran incapacidad
para aprender, provocada por la inseguridad en que viven sus padres. Cuando
el niño llega a casa de la escuela, no encuentra a sus padres que deben
hacer horas extras y cuando vuelven les oyen hablar de si se van dentro de
dos meses, de que si el piso..., en definitiva no hay tranquilidad y toda
esa tensión y esta problemática la lleva el niño a la escuela y así el
niño no puede aprender"
A.
Garmendia, La emigración española en la encrucijada.
Marco
general de la emigración de retorno
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Los más afectados por la emigración fueron los
niños, tanto si se quedaron en España como si emigraron con sus padres.
- Cuando se desplazaba el padre solo soportaban
carencias económicas y afectivas. Con el paso de los años la
única relación que les unía a su padre era la dependencia
económica.
- Afectivamente la situación empeoraba si emigraba
el matrimonio y ellos quedaban al cuidado de los abuelos o la
familia. Aparte de las carencias afectivas, en ocasiones era difícil darles una formación suficiente.
- La mejor situación se daba cuando emigraban con sus padres,
aunque tampoco esto les liberara de tensiones:
- Eran más capaces de adaptarse al país, pero
tenían dificultad en aprender el idioma (sobre todo en los países de lengua alemana) e
insertarse en el sistema educativo.
- Solían tener un bajo rendimiento académico, que
en la escuela se achacaba a un nivel
cultural más bajo o a un inferior nivel intelectual, aunque en la mayoría de
los casos se debía a la situación social de la familia,
sobre todo a la incertidumbre del trabajo de los padres.
- Las notas mediocres les confirmaba lo que se pensaba en la
escuela de ellos: que no tenían capacidades suficientes
para ocupar ciertos cargos en la sociedad.
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Las familias podían optar por
llevar a sus hijos a centros españoles o integrarlos en la escuela del
país receptor:
- Los centros españoles en
el extranjero. Promovidos desde el gobierno español, con
el mismo programa de estudios que en España, salvo algunas horas
dedicadas al estudio del idioma y cultura del país receptor. Era una buena solución para los niños que
iban a estar poco tiempo fuera de España, sino se volvía en contra ellos porque no se
integraban en el país receptor.
Además tampoco eran suficientes para escolarizar a todos:
- Se crearon 588 centros para cursar la
enseñanza obligatoria (de 6 a 14 años) en donde se atendían a 47.917 niños .
- No había centros para estudiar el
bachillerato, aunque se podía cursar a distancia. En los años
setenta había solo 1751 matriculados.
- En Suiza además de en los centros españoles
podían estudiar en las Misiones Católicas. Entre ambos
escolarizaban a la mitad de los menores de 14 años.
- La escuela pública de los
países receptores. Los niños tenían derecho a acudir a
estas escuelas, aunque con algunas limitaciones:
" En
Alemania no es aventurado afirmar que sólo la mitad de los hijos de los
trabajadores extranjeros en edad escolar van efectivamente a la escuela,
pese a la obligatoriedad de escolarización. Una de las mayores
dificultades en esta escolarización reside en la exigencia de un
conocimiento suficiente del alemán y de que el número de estos niños
extranjeros no sobrepase el 25 por 100 de la capacidad de la clase"
J.
Testa, La familia del trabajador emigrante. |
|
" (en
Francia) más de 2/3 de los niños no llegan a tener el certificado de
estudios primarios, lo que les incapacita para toda cualificación
posterior y les condena a engrosar las filas del peonaje ya desde esas
edades. Otros vegetan en las llamadas "clases preparatorias" o
"clases de transición" a las que acuden fundamentalmente los
recién llegados de España, antes de iniciar la enseñanza general
básica".
FOESSA, Estudios sociológicos sobre la situación social
de España (1975) |
|
- Para solucionar ese último problema se organizaron
las escuelas preparatorias, a
las que acudían los niños inmigrantes hasta que aprendían el
idioma. La programación era la del país receptor, aunque se
incluía el estudio del idioma y la cultura españoles. Por los
resultados obtenidos en estas escuelas tampoco acertaron
con la solución más conveniente.
|
La salud y el sistema sanitario
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Pese a que en los países
receptores tenían un sistema sanitario mucho mejor que el español, las
malas condiciones higiénicas y alimentarias influyeron en una mayor
frecuencia de enfermedades entre los emigrantes, tanto con respecto a
los habitantes del país receptor como a la población española. |
Entre
las enfermedades
más frecuentes se encontraban :
-
La tuberculosis, enfermedad de la miseria
socia. En Francia afecta a un 10% de los
emigrantes y sólo al 3% de los autóctonos.
-
Las enfermedades
venéreas promovidas por el aislamiento, el extrañamiento
del país y la falta de recursos para establecer relaciones afectivas estables. En Francia tenían esa enfermedad el
2% de los franceses y el 4% de los extranjeros.
-
Raquitismo en los niños por la
mala nutrición, favorecida por la mala adaptación a las comidas de
estos países.
-
Mentales: depresiones, accidentes de trabajo (representan entre el 30 y 40%
de los trabajadores y tienen el doble de accidentes que los del país),
alcoholismo, agresividad y delincuencia. Los mayores índices de delincuencia se
dan entre los hijos de los inmigrantes que, pese a haber tenido
algún tipo de escolarización en el país, no consiguen integrarse
y desarrollan una mayor agresividad.
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El sistema sanitario alemán
"Aquí todos los obreros disponemos de una seguridad
social, un seguro de enfermedad que nos atiende muy bien. Tenemos, incluso,
derecho a curas en sanatorios. Nos pagan el viaje si tenemos que ir al sanatorio,
allí luego nos dan de comer y beber muy bien, estamos en habitaciones
independientes, tenemos teléfono, las medicinas que necesitamos...Uno no está
conforme con un médico y busca otro médico, le pide un volante a un médico
para un especialista y se lo da enseguida. En España todo esto es muy difícil.
Yo estuve allí el año pasado, tenía que hacerme una radiografía y de los
catorce días que llevaba de vacaciones tardé doce en conseguir el
volante"
A.
Garmendia, La emigración española en la encrucijada.
Marco
general de la emigración de retorno
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El trabajo y el ocio
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El emigrante renunciaba a la vida normal en
el presente, pensando solo en la comodidad que alcanzaría en su
país en un futuro próximo:
- Las horas libres eran pocas, ya que siempre
estaba dispuesto al pluriempleo y a las horas extraordinarias.
De esta forma el cansancio se acumulaba durante la semana y le
restaba energía para divertirse los días de fiesta.
- Tampoco le sobraba el dinero, ya que lo
guardaba para mandar a España, o para venir de vacaciones.
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Foto
PCA
Foto
PCA
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- Los días festivos se reunían con sus paisanos en
las Casas de España, instituciones fomentadas por la
administración española en todas las ciudades con un número
importante de emigrantes.
Tenían la doble función de informar
sobre los acuerdos firmados con el país receptor en materia de
salarios, residencias subvencionadas, etc; y de reforzar el vínculo
entre los emigrantes y España a través de actividades lúdicas,
que, en la mayoría de las ocasiones, se reducían a las de tipo
folklórico:
- fiestas, cursos de baile español.
- organización de torneos y concursos, siempre
entre españoles.
- proyección de películas
españolas
- lectura
de la prensa
- o audiciones colectivas de
la radio, conectando con emisoras de España.
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